“El proletariado no es débil porque está dividido,
está dividido porque es débil”
Anton Pannekoek
Editorial
Esta publicación se gesta por necesidad, por autodeterminación, por interés, por convicción. Pero también, debemos reconocer, con un leve interés de demostrarnos que no estamos equivocados.
Pero por sobre todas las cosas se gesta por odio. Odio, pero no en el sentido de “Los odio, queridos estudiantes”, sino todo lo contrario: no odiamos al estudiante, odiamos su rol como tal, y con ello a todo lo que produce, representa y crea.
Odiamos su reformismo y su conciencia revoltosa juvenil, su incapacidad de descifrar el entramado macro-económico de toda lucha social, su moldeabilidad jerárquica que se configura incluso en sus conductas cotidianas, como leer un texto de 500 páginas que le obliga el profesor, pero no poder leer, analizar y tener sentido crítico frente a un panfleto de poco más de media.
Odiamos su elitismo y su necesidad de ser encuadrado socialmente… porque sabemos que quiere ser un erudito Licenciado en (insertar especialidad correspondiente). También sabemos que desea que haya pocos como él, porque obviamente millones de Ingenieros Electrónicos no tienen utilidad, pero unos miles sí, y mientras menos sean, mayor demanda y mayor salario: pura lógica de mercado capitalista.
Odiamos su falta de inquietudes concretas, y el hecho de que cuando las tenga no reconozca lo efímera y vacía que es su situación, porque realmente no tiene nada que perder (si verdaderamente descree de la profesionalización) y lo que es más importante: tiene mucho por ganar. ¿Por qué decimos esto? Porque al sistema no se lo destruye atacando sus unidades básicas, sino en férreo combate con sus estructuras más avanzadas. Y el estudiante se encuentra en esta posición de ataque, es decir, tiene frente a sí una profunda dicotomía que le plantea esa posibilidad: la de tomar esa posición o de lo contrario seguir contribuyendo a perpetuar tales estructuras.
Esto es así porque la Universidad es la institución generadora de valor por excelencia, en el sentido tanto económico como social. La Universidad forma aproximadamente a un 5% de la sociedad, la élite humana, durante un tiempo determinado que suelen ser mas de 7 años. A su vez las personas encargadas de impartir esta formación también han recorrido el mismo trecho, por lo que esta cantidad de trabajo (horas hombre), sumado a costos edilicios y demás gastos, nos demuestra lo importante que es esta institución en el sistema capitalista.
Para agregar más todavía a esta “fábrica de burgueses”, se suma el hecho de que es aquí donde se resuelven todos los paradigmas que luego se implantan en la vida de todos: direccionamientos políticos, artísticos, culturales, medicinales y obviamente económicos. Por todas estas cosas es que decimos que esta institución es un pilar fundamental del capitalismo: se sobrepone en este rol a las fábricas, estigmatizadas como el núcleo económico, y en cierta medida también lo hace con los medios de comunicación e instituciones politizadas de todo tipo.
Por esto y por mucho más que se irá desarrollando planteamos abiertamente la necesidad de la destrucción de la Universidad y el cese de toda “militancia” destinada a reformarla y construir hacia adentro. No queremos una Universidad “de los trabajadores” o “del pueblo”, este concepto no existe, porque cuando la Universidad sea más accesible aparecerá una nueva estructura educativa superior y el nuevo dilema será como destruir ésta.
Queremos sentar bases teóricas que permitan aclarar nuestra postura, no para caer en el intelectualismo, sino para generar continuidad mediante una herramienta a la cual recurrir. Esta herramienta será moldeable como lo es la realidad y el contenido de las luchas sociales, pero formará una crítica rotunda al vanguardismo y al dogmatismo imperante: justamente por eso recibirá la etiqueta de “extremismo”.
En la presente edición incluimos:
- “Universidad/Contra-universidad” – Texto de origen español que con un vocabulario Situacionista presenta una buena crítica sociológica al status del profesional.
- “Centros de Estudiantes: o cómo gestionar la miseria” – Sobre cómo superar la equivocada determinación de luchar con esta herramienta, más una breve introducción a la crítica al Sindicalismo.
- “La miseria de los independientes” – Texto ya difundido que entendido en un contexto particular muestra la triste perspectiva que poseen los autodenominados independientes.
- “Reflexión” – Aclaraciones sobre las críticas propias y externas realizadas al texto anterior, con un marcado eje en el Antipartidismo.
A su vez, deseamos destacar, que para nuestra comprensión del medio fue fundamental la lectura de “La miseria de la vida estudiantil” de Mustafá Kayatí, Internacional Situacionista, 1966, grandiosa obra que sirvió de base teórica durante los sucesos de mayo de 1968. Esta ha sido editada recientemente por Mariposas del Caos, junto con un panfleto sobre la agitación en el medio estudiantil en Chile durante el 2005, obra de la BAC (Brigada de Agitación Comunista).
No hablen al pedo. Yo no estudio porque me lo impone un sistema. Estudio porque me gusta mi carrera y me va a servir para ayudar gente. Antes de decir porqué los estudiantes van a las universidades infórmense con una encuesta o algo.
ResponderEliminarAl fin encuentro una publicación sobre este tema. Yo decidí no acceder a la universidad por convicción mientras que todos mis compañeros accedieron a ella por inercia. Ahora están todo el tiempo preocupados, sometidos a una educación autoritaria que en teoría no les representa, pero ahí están comiendo los conocimientos que el estado y las empresas han diseñado para ser productivos. Gracias por la publicación!
ResponderEliminarEn qué andan?
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